Agüero dice que, por la necesidad de ganar, hace mucho que eso no pasa en Argentina. “Tenemos que volver a divertirnos”, propone. Messi, Checho, Diego, Sabella, Tevez y Benjamín en la óptica Kun.
Te dijo algo el capitán ya?
-¿Masche?
-Messi.
-¿Messi? Llegó hace unas horas, todavía no lo vi... Pero, ¿por qué capitán?
-Porque Sabella decidió que el capitán, ahora, sea Messi... ¿No sabías?
-Ah, me acabo de enterar. Bueno, me pone contento por Leo. Lo respetamos muchísimo y ojalá que podamos ayudarlo para que con la cinta nos pueda llevar a lo más alto.
-Sorprende que no supieras lo de Messi.
-No leí nada, cuando vengo a la Selección estoy con los chicos, me cago de risa y no me entero de nada...
El Kun Agüero está sentado en uno de los sillones de cuero del lobby del Hyatt Regency de Calcuta. Faltan 45 minutos para el almuerzo. Puntual, apareció en el ascensor a la hora convenida. Conmovido por los 930.000 seguidores que tiene en Twitter, cuenta que ya está pensando en un premio especial cuando llegue al millón de amigos virtuales. Lo curioso es que ni siquiera por Twitter se enteró lo que ahora sabe por
Olé : que Leo, además de su gran amigo, también será su gran capitán.
-¿Qué pensás de esa decisión? Sabella dice que si Messi está feliz, nos va a hacer feliz a todos...
-Esa una frase correcta. Lo tenemos que ayudar y estar con él a muerte. No sé si en la Argentina volverá a salir un jugador como él.
El Kun Agüero se siente feliz por su arranque en el City. “Me adapté rápido y tuve la suerte de debutar con dos goles. Pero me estoy tratando de adaptar al desmarque”.
-¿Al desmarque?
-Sí, en Inglaterra es más difícil desmarcarse que en España. En la Premier te vienen de a dos, son más fuertes, más brutos y hay que estar muy bien físicamente para aguantarlos.
-¿El fútbol inglés te puede hacer más completo?
-Puede ser, porque hay que pelear mucho, hay mucha calidad y también fuerza y potencia. También tengo que acostumbrarme al juego aéreo. De a poco voy a ir aprendiendo lo que no aprendí en España.
-¿Cómo está Tevez?
-Bien. Con él hablo bastante, nos cagamos de risa, nos llevamos bien como en la Selección. Está contento porque cuantos más argentinos haya en el equipo, mejor. Ahora espero poder jugar con él, aunque depende del técnico. Pero como argentinos queremos ver la mayor cantidad de compatriotas en la cancha.
-¿Cuando te viniste para acá te dijo algo?
-No, nada en especial. A mí también me tocó no estar alguna vez, pero lo tomás como normal y seguís trabajando para poder volver a ser convocado.
-¿Qué siente un jugador de Selección cuando un técnico se va o lo van?
-Y, ya me pasó tres veces: con Coco, Diego y Checho. Es como un golpe raro, porque no lo esperás. La Selección es muy complicada: si los resultados no se les dan, a los técnicos se les hace difícil continuar. Pero son decisiones de los dirigentes y en eso no me meto.
-¿Lo llamaste a Checho?
-No, no tuve la oportunidad. Cuando pasan estas cosas es mejor dejarlos tranquilos. Por ejemplo, cuando Independiente perdió en la Copa quería mandarle un mensaje a Gaby (Milito) y no lo hice para dejarlo tranquilo, no quería molestar.
-¿Qué le dirías a Checho?
-No sé, depende del momento. Pero uno siempre les está agradecido a los técnicos. Yo le agradezco al Coco que me hizo debutar, a Diego y a Checho, porque con él tuve la suerte de ser titular.
-¿Y Sabella?
-Son pocos días recién. Es muy prematuro saber cómo es. Nos tenemos que conocer, pero se nota que es tranquilo.
-La pregunta obvia: ¿qué le pasa a la Selección? -La gente se pregunta por qué rendimos de una manera en los clubes y de otra en la Selección. Pero es distinto, porque en la Selección no tenemos tanto tiempo como para trabajar y conocernos. Por ejemplo, con Sabella vamos a llegar al primer partido con dos entrenamientos. Encima, en la Selección no juega siempre el mismo equipo, salvo Leo y algún otro que están fijos, los demás no juegan siempre. Y eso es complicado para un técnico. Si no nos ayudan los resultados, se complica...
-¿Se siente la presión?
-La necesidad de salir a ganar a veces te lleva a tener un mal partido. En la Copa América no la pasamos bien. Arrancamos mal con Bolivia, se calmó un poco con Costa Rica, pero sabíamos que teníamos que estar mucho mejor. Se jugó bien, creo, pero Uruguay se hizo fuerte y perdimos. Yo estoy tranquilo y mis compañeros también, pero si se dieran los resultados, estaríamos más confiados y más sueltos.
-Entonces el de mañana no es un amistoso...
-Ya pasó todo lo que tenía que pasar. Ahora hay que tratar de jugar como en nuestros clubes, con esa confianza. Creo que así, de a poco, vamos a ir mejorando. Hay que cumplir con lo que quiere el nuevo técnico y, fundamentalmente, volver a jugar al fútbol y a divertirnos. Y a reírnos. Porque hace bastante que no nos reímos y eso en la Selección es muy complicado. Tenemos equipo para ser los mejores.
-¿Cuándo fue la última vez que se rieron?
-Es una forma de decir, pero sería bueno volver a como era antes la Selección. Yo me acuerdo de que cuando miraba a la Selección de Bielsa ganaba en todos lados. Cuando empecé en la Selección decía “qué lindo si pudiéramos volver a esa época”.
-¿Cómo está Diego?
-Hablo seguido y me cuenta que está muy bien, contento con esta nueva experiencia. Lo que sí, sufre mucho con el calor, je.
-¿Hablan de la Selección?
-Desde que pasó lo que pasó, nunca hablamos...
-¿Nunca hablaron?
-No, porque fue muy duro para él. Sé que le duele y que no le gusta. Así que hablamos de fútbol en general, de los partidos, siempre me felicita, me dice que espera que meta goles y esas cosas...
-¿Benjamín lo extraña?
-Lo ve por el Skype. Benja está grande, va creciendo y va sabiendo quién es quién en la familia.
-¿Mejoró la pegada Benjamin?
-Jajaja, tengo que filmar otro video, porque creció, cambió bastante y quiero que la gente lo vea. Pero el nene es inquieto y no se deja agarrar fácil.
-¿Cómo sos como padre?
-Estoy todo el día con él. Aprendí a ser padre con él. Me cuesta retarlo, ponerle los límites. Se porta bien, pero nunca lo reté.
-¿Nunca?
-No, lo dejo que ande por todos lados.
-De grande te va a manejar...
-Lo dejamos hacer lo que quiere, aunque es vivo y sabe qué es lo que no puede hacer. Pero la verdad que a la mamá y a mí nunca nos vio enojados